martes, 1 de octubre de 2013

La vida en una maleta



"Día 1: Somos dos. Esta maleta y yo."
Antonio de Egipto

La Maleta, recién llegada a la prueba de sonido. Fotografía de Proyecto La Maleta

La Maleta llegó puntual a la prueba de sonido. Según cuentan, apareció en la puerta del Teatro Góngora antes que el resto del equipo: Antonio de Egipto & Añadidos, los Juglares de la noche lluviosa y acelerada del lunes. Y es que, a menudo, las maletas, que también esperan el momento oportuno para actuar, se presentan antes de que aparezcan los protagonistas de las historias que viajan dentro de ellas. 

Cuando el público entra en la Sala Polifemo del Teatro Góngora, La Maleta ya está allí. Dentro, el poemario de Antonio de Egipto, cosmocordobés precursor del proyecto. Luego, las luces se vuelven amarillas, a ratos tostadas, y el otoño parece haberse metido dentro de los recuerdos que saltan a escena, entre alusiones a estaciones de autobús, llegadas a la gran ciudad -una ciudad de edificios metálicos o acaso tan solo de alambres- y versos certeros.

Fotografía de Lola Araque

Más tarde, comprendemos que, detrás de ese baile de guitarras y bajo (rojo, azul celeste y crema) de los Añadidos, que no es otra cosa que la "coreografía de maletas" a la que se alude en los versos de Antonio de Egipto, están Iván, María, Leonor ("la chica menuda de los destellos azules"), el niño y Ray, "detective anclado en los años '30 y enamorado de la secretaria". Al fin y al cabo, qué sería de las maletas sin sus personajes, sin sus historias, sin ese ir y venir y cambiar de propiedad a costa de un puñado de palabras. 


Escuchamos: "Ellos dormían. Se habían besado. Ya estaba todo hecho". Creemos entonces que Iván y María han decidido regalarle La Maleta a Leonor, apodada por ellos "la llorona", cuando se suceden las palabras de Antonio: "¿Es este un buen final? No es un final. Es solo un nuevo rumbo". Sí, el viaje nunca es la historia completa. Las maletas no llegan a almacenar jamás lo que ha viajado en ellas. Y la poesía, como la música y los personajes, siguen en lo de siempre: la guerra y los transportes. Qué espectáculo poético-musical tan sencillo, a la par que certero y brillante, el de Antonio de Egipto & Añadidos con La Maleta. Ha sido el único (hasta ahora) en el que hemos escuchado al público sumarse a los coros y hemos observado cómo este se levantaba para aplaudir en la ovación final. Cosas de maletas, definitivamente.


pálida señorita del paraguas

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Gracias, a la "pálida señorita del paraguas", por la reseña de la cosmonoche poético-musical de Antonio de Egipto y Añadidos. Fui uno de los cosmoasistentes al acto y me sumé, de forma entusiasta, a los coros y a los aplausos.

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