lunes, 23 de septiembre de 2013

Un comienzo extraño

Jamás hubiéramos elegido comenzar el día 1 con la noticia de la muerte de Álvaro Mutis. Quedaban demasiados retoques de última hora, estábamos demasiado ocupados con la vista puesta aquí y allá como para abandonarnos a los cosmonervios. Pero la tristeza -y la muerte Álvaro Mutis merece que nos pongamos tristes- es otra cosa y adquiere especial importancia en una edición como esta, de Aniversario, más aún sabiendo que el acto fuerte de la tarde exige hacer memoria y pensar en los grandes nombres. No podría haber grandes nombres cósmicos sin él.

No obstante, entre entrevistas aquí y allá a nuestro coordinador literario Joaquín Pérez Azaústre e emails varios con consultas disparatadas,  la primera apertura del paraguas era para hacer un canto a la vida, a esa que pasa de un cuerpo a otro a través de un transplante y que queda inmortalizada en un poema. La presentación del cuarto volumen de "Tintas para la vida" llegaba entre violín y violonchelo, con María José Martínez como presentadora, y la voz de una niña de siete años que alza la voz cuando solo queda tinta. Intervino el Director Gerente del Hospital Universitario Reina Sofía y también la Coordinación de Transplantes, pero los protagonistas eran ellos, los niños y jóvenes que hablan de tú a tú a la vida y a los que después puede la timidez cuando María José solicita más voluntarios. Al fin y al cabo, sobrevivir (y contarlo) también asusta.

Presentación de "Tintas para la vida IV". Fotografía de Lola Araque

Tras esta pequeña incursión, un nuevo momento de calma, de asegurarse de que todo sigue en orden y que el hombre del paraguas está bien y sonríe. La Sala Orive vacía. Una hora más tarde, esta comienza a llenarse de nuevo. Son los profesionales de los medios los que toman esta vez la palabra para invocar a aquellos poetas que pasaron por las distintas ediciones de Cosmopoética, como Álvaro Mutis -recordemos, fue el año de Houellebecq, el de las margaritas-, y que han quedado recogidos en la Antología Especial de esta décima edición. El Dispensario nos la mostraba unas horas antes vía Twitter para ir preparando el cuerpo a los poemas (y las emociones) por venir. Juan Miguel Moreno Calderón, teniente alcalde de Cultura, daba la prebienvenida a esta Cosmopoética nostálgica, mientras la grieta de Orive seguía allí, impertérrita, como si diez años fueran apenas un parpadeo y el hombre del paraguas nunca hubiera salido de casa. Tras la intervención de este, la lectura de poemas a cargo de Ángela Jiménez, Roberto Loya, María José Martínez y Rafael Carlos Padilla. Ellos, desde la mesa. Ellas, a pie de atril. Invoncan todas la lluvias de estos diez años.

 Presentación de la Antología X Edición de Cosmopoética. Fotografía de Lola Araque

Al final, la Sala Orive se volvía a vaciarse y el cosmoequipo sonreía. Se decía que ya estaba superado este preámbulo extraño y que toca coger fuerzas para mañana. Que la grieta de Orive sigue allí, que el paraguas este año es naranja, que el otoño y los poemas por venir. Que apenas estamos empezando. Mañana es la inauguración. Sí, la que se nos viene encima (por fin).


pálida señorita del paraguas

1 comentario:

  1. Una entrada muy triste para un acontecimiento que empieza y nos llena de alegría. Sobre todo cuando lo que recordamos son los diez años de Cosmopoética, cuando los poetas que nos han acompañado nos han hecho tan felices y nos han traído parte de su vida para compartirla. Desgraciadamente no podremos contar con Don Álvaro en ninguna de las siguientes ediciones pero no importa, sus relatos, su poesía, su gaviero ya están con nosotros. Los tenemos en la estantería, en el e-book y mucho más cerca... en el corazón.

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En el Cosmos faltaba decir...