Con el frescor del otoño
invadiendo ya la ciudad y las puertas de la Facultad de Filosofía y Letras y de
la Biblioteca Central muy abiertas, arrancamos los cosmotalleres. Por la
mañana, el inicio de las clases en Filosofía y Letras coincide con la primera
sesión del taller para mayores “¿Y por qué no?”, impartido por Matilde Cabello.
Muchos de los integrantes del taller se encontraban ya en el interior del Aula
Magna cuando todavía quedaban 10 minutos para que comenzase. Llegaban
ilusionados por este volver a las aulas, pero también algo tímidos. Invadían la
sala de manera dispersa, miraban a un lado y otro, expectantes, y recogían con
entusiasmo la carpeta que Matilde les entregaba, para –rápidamente- pedirles
folios.
El taller se iniciaba con una
presentación de la Cátedra Intergeneracional, que facilita la vuelta de los mayores
a la Universidad, y con la puesta en común de la experiencia de José, que
habiendo terminado el Bachiller en su momento, decidió aterrizar en la
Universidad en el año 2000 “para conocer la facultad por dentro”. Hizo entonces
Historia. Después llegaron Humanidades e Historia del Arte y así hasta hoy. “Si
lo he hecho yo, cualquiera puede hacerlo”, sentencia José. Y es que sus
palabras, ese desmitificar la escritura para mostrar que no depende de la edad,
son el núcleo de este taller en el que una voluntariosa y paciente Matilde
Cabello se entrega a sus participantes más allá del horario establecido, porque
estos van perdiendo la timidez y poco a poco se animan a poner en común
experiencias, dudas, inquietudes…
“Escribir es crear vida, es darle
vida a lo que no existe”, advierte Matilde, y, para ello, el primer paso es la
idea, esa cosa que tenemos en la cabeza y que hay que esculpir, les explica.
Sobre la idea trata la sesión de hoy y para hacer que esta brote “leer es
importantísimo”, así como “llevar una libreta encima e ir anotando lo que te
gusta”. Después, vendrán los personajes, el ambiente en el que estos se desenvuelven
y cómo van a hablar y el programa del taller se completará con la visita de un
editor, un periodista y una poeta, para que los participantes puedan completar
esta visión.
A las 17h, las puertas que se
abrían eran las de Biblioteca Municipal Central, invadidas en un primer momento por cámaras y periodistas que hacían sentir a Antonio Luis Ginés como toda una superstar. Él, encargado de impartir el taller "Cómo escribir un cuento" junto a Francisco A. Carrasco, ambos miembros de la Asociación Mucho Cuento, demandaba entrega y capacidad de trabajo a los asistentes desde el inicio, consciente de que este será un taller muy exprés y que no le dará tiempo a tratar todo con la intensidad y la calma que le gustaría. El primer paso es definir qué es un cuento. Después, pasa a dar algunos consejos para finalmente mostrar algunos recursos y herramientas.
Los participantes, de edades dispares, toman notas y le escuchan atentos, mientras Antonio, con voz firme, pasea por entre las mesas y les mira a los ojos. Se dirige a ellos de forma clara, incisiva, con ese acento suyo tan peculiar. A los 45 minutos, ya ha conseguido ganarse su confianza y se animan a intercambiar opiniones entre sí, formular preguntas... La clase finaliza con un cuento, Carrusel aéreo, cuya estructura y título analizan. Cuando va a finalizar la sesión, todos tienen ya claro que un cuento no tiene por qué comenzar con "érase una vez", que a los personajes hay que dejarles espacio, para que nos sorprendan, y que "terminar un cuento con puntos suspensivos es criminal".
Antonio Luis Ginés en la primera sesión del taller. Fotografía de Lola Araque
Los participantes, de edades dispares, toman notas y le escuchan atentos, mientras Antonio, con voz firme, pasea por entre las mesas y les mira a los ojos. Se dirige a ellos de forma clara, incisiva, con ese acento suyo tan peculiar. A los 45 minutos, ya ha conseguido ganarse su confianza y se animan a intercambiar opiniones entre sí, formular preguntas... La clase finaliza con un cuento, Carrusel aéreo, cuya estructura y título analizan. Cuando va a finalizar la sesión, todos tienen ya claro que un cuento no tiene por qué comenzar con "érase una vez", que a los personajes hay que dejarles espacio, para que nos sorprendan, y que "terminar un cuento con puntos suspensivos es criminal".
Y después de las clases, todavía
queda tiempo para reencontrarse con la poesía en la taberna con el ciclo Poesía
Tabernaria y en el escenario, con Palabra en escena, que también arranca hoy
con “Tratado para una vida elegante”. Por supuesto, continúan Flash-bus,
las presentaciones y encuentros en Orive, Versos sumados… ¡El hombre del
paraguas no para!
pálida señorita del paraguas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
En el Cosmos faltaba decir...