Dos jóvenes poetas han decidido
pasar su mañana sobre ruedas, entre autobús y autobús, para comprobar cómo
suenan sus poemas en voces de otros. Les han indicado dónde deben encontrar al
hombre del paraguas, para unirse a él y enlazar un recorrido con otro en
Flash-bus. Esperan en la parada de autobús de Cruz Roja, impacientes,
encontrarse con el hombre del traje negro y bombín, esto es, con Máximo, que
les explica antes de iniciar su recorrido que estas performances en los
autobuses acontecen en un momento especial, en un tiempo intermedio en el que
la gente se traslada. Puede que aprovechen este desplazarse para leer o hablar
por teléfono o que, simplemente, dejen pasar el tiempo y, en ese caso, viajar
en autobús se convierte en un estar consigo mismo. “Interrumpir en la vida de
otro es un reto”, advierte Máximo, que califica su trabajo como “descarado y
sinvergüenza”.
Sigilosamente se acerca a unos y
otros. A veces, se sienta al lado de los viajeros. Otras, simplemente se
aproxima a ellos y comienza a susurrar unos versos. Los rostros perplejos del
inicio dan paso a sonrisas y asentimiento. Como premio, una de las postales de “Parejas
Creativas” y un “esto es Cosmopoética; que pase un buen día”. Máximo es
tremendamente delicado y observador. Señala la importancia de saber escoger a
quién dirigirse, quién puede estar receptivo, y respetar para ser respetado.
María Sánchez, Antonio, inspector de Aucorsa, y Máximo Ortega, justo antes de iniciar el recorrido
Antonio, el inspector de Aucorsa
que les acompaña, se queda junto al conductor de autobús y sonríe. En su rutina
diaria, a estas horas, estaría controlando los billetes, supervisando los
recorridos, desviando el tráfico… Pero esta semana ha pasado “de inspector a
guardaespaldas” y, la verdad, está encantado. Para a unos y a otros, muestra a
Máximo, orgulloso, e, incluso, comenta con él lo que funciona mejor entre el
público. Esta mañana le acompañan además dos jóvenes poetas y está aún más
contento si cabe, muy atento de que Máximo y las chicas cambien de autobús
cuando este se queda más vacío y de que ellas lleven a mano su bonobús, para
que les resulten más económicos los viajes.
A las 12 toca intercambio en
Renfe. Máximo cede el testigo a Ángel, un científico que regresa a Córdoba
cuarenta años después, y Javier, un militar que regresa de la guerra. A estas
alturas, Ana ya ha escuchado doce veces su poema “Decapitación” en la voz de
Máximo, pero María aún está expectante por saber cómo sonará el suyo a través
de este peculiar militar.
Ángel y Javier, durante su actuación
“Las doce y veinte de la mañana y
por fin encuentro el autobús que lleva a Cosmopoética”, anuncia Ángel, y una
señora rápidamente comenta: “¡Es verdad! Esta es la semana de la poética”,
mientras otra precisa: “Yo vi que ibais a estar en los autobuses”. Ángel y
Javier hoy realizarán su espectáculo de manera conjunta. Han comprobado que
funciona mejor entre público, que los viajeros interactúan más así, llegando a
conseguir que se animen a repetir algunos versos y despertar aplausos. Ángel,
entre poema y poema, y maleta y cámara de fotos, está a punto de caerse en
medio del autobús. Javier recita con voz firme los versos de María y ella se
pone algo nerviosa. Después, sonríe. Nunca pensó que su poema encajaría en los
labios de un militar, pero sí, y emociona al público. Antonio se lo pasa en
grande y se llena de orgullo con cada tanda de aplausos, sin perder de vista
los trasbordos entre líneas.
Al bajarse del autobús un hombre
grita: “¡Seguid con el arte y que nos quiten la prima de riesgo!”. Eso.
Pálida señorita del paraguas
PD: Las tardes también pueden ser
sobre ruedas, en horario de 18 a 20h. Estos días toca recorrer la ciudad en
Flash-bus. No dejéis de montaros en uno antes del 28 de septiembre.
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