Cantaupop, lo llaman. Sin embargo, él y su música se mueven en tierra de nadie, porque Javier Álvarez es mucho más que “La edad del porvenir”, aquel himno de los 90 que alude a “la edad de no entender”. Nunca ha creído en las etiquetas, aunque reconozca su utilidad, ni tampoco ha querido permanecer en un único estilo, aunque funcionase. Se arriesgó a experimentar con sonidos, a versionar temas de otros, llamar a los discos por su número e incluso a poner música a algún poema, sin olvidarse nunca de aquel chico que comenzó tocando en el Metro de Madrid, en Metropolitano, hasta que lo echaron y tuvo que mudarse al Retiro y ese fue el inicio de lo demás.
Cuando no consideró tener nada más que decir, porque se estaba recomponiendo, calló. Silencio. Se detuvo junto a él y regresó con la poesía. En sí, desembocó en Pablo Guerrero y en sus letras para ser Guerrero Álvarez, cual pareja que llega al hogar conjunto de las voces con la certeza y la plenitud del saber estar en el momento oportuno en el lugar adecuado, de haber llegado a donde uno quiere estar. Más allá de la pasión mutua por el trabajo del otro, cabría preguntarse qué comparten estos dos creadores: Pablo, que tiene la edad de la madre de Javier, pensó, al escucharle, que Javier llegaría lejos, y Javier, nostálgico de los vinilos, querría juntar en un mismo escenario a Leonard Cohen y Pablo Guerrero. Joni Mitchell, poesía y música, como respuesta.
El hombre del paraguas ha invitado a Javier Álvarez haciendo trampa (un poco), con el POP a un lado y la historia -maravillosa- del nacimiento del disco Guerrero Álvarez del otro, para deambular por ese terreno resbaladizo de songwriter en el cosmotaller “Cuando haces pop...” para finalmente detenerse en su papel de Trovador, una categoría que quizás le quede mejor que las demás a un tipo tan peculiar como él, a medio camino entre la música de autor, la experimentación, el pop y la lírica. Pablo Guerrero aportará el lado más poético, poniendo las palabras que Javier quería encontrar para hablar de sí mismo y de lo que acontece tras el silencio, pues la poesía de otros siempre acaba por volverse nuestra y reflejarnos.
En Orive, entre miradas cómplices, nos contarán cómo Pablo escribió las canciones que luego musicaria Javier pensando en él expresamente, en aglutinar en ellas el mundo de Javier Álvarez, y se las entregó recién sacadas de la máquina de escribir, aún oliendo a café y a tabaco de pipa, tras tenerlas listas en apenas un puñado de tardes. Javier, sin embargo, se lo tomó con calma, porque él regresaba del silencio. Comenzó con “Mesa de trabajo”, porque, al fin y al cabo, la “mesa de trabajo de madera barata/ esperando que llame el poema” es la misma que la “mesa de trabajo del cantante inseguro”.
Con esa quietud reposada, de quien sabe que ha realizado el trabajo que le apetecía hacer en el momento oportuno y está seguro de sí, llega Javier Álvarez, “un tío nada fácil”, que diría él, a Córdoba, con su silencio a cuestas, apenas unos días antes de su cumpleaños, para recordarnos que, en lo que concierne a música y poesía, cuando haces POP, ya no puedes dejarlo, por mucho que acontezca el silencio. Aterriza en la ciudad del hombre del paraguas junto a Pablo Guerrero, montados en un sidecar, para revelarse trovadores.
pálida señorita del paraguas
Os animamos a descubrir lo que hay detrás del pop en el Cosmotaller “Cuando haces pop...” que impartirá Javier Álvarez del 2 al 4 de octubre en la Casa de la Juventud a las 11h. Inscríbete ya a través de la web de Cosmopoética (apartado Talleres).¡Difunde el evento de Facebook entre tus contactos!
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